jueves, 9 de octubre de 2008

Veinte de junio de ese año.

Hola, yo.
Estoy angustiada, con nudo en la garganta, con opresión en el pecho, intranquila.
No es para menos.
Mi amiga está por llegar a la Argentina.
Mandó mail "presionador".
Aún antes de aterrizar, ya está taladrando.
Soy muy consciente de que ella no se va a conformar con uno o dos cafecitos.
Tengo TERROR al reencuentro.
Mi cuerpo.
Mi familia.
Mi casa.
El lugar donde trabajo.
El tipo de trabajo que hago que nada tiene que ver con mi profesión.
Todo va a quedar en evidencia.
Siempre me adoró y me veneró y la distancia hizo que sobredimensionara sus sentimientos.
Pero se va a decepcionar.
Yo ya no soy la misma.
Me achaté, no tengo tema, ya no tengo la capacidad de escuchar, aconsejar, decir la palabra justa.
La ansiedad me hace decir boludeces, interrumpir, acaparar mal...
Mi cerebro se empequeñeció...

Mañana mi hijo menor jura la Bandera.
Van familiares.
No sé si él va a estar bien o mal.
Con él no hay medias tintas; su humor puede cambiar drásticamente de una décima de segundo a otro.
Lo más probable es que esté mal, que su propia madre lo malhumore (se dice así?) y, que por supuesto, esto se haga evidente.
De más está decir que todo recae sobre mí: ocuparme del disfraz, de invitar a los familiares, de que el nene tenga su escarapela, de llevar la cámara de fotos, de fijarme si tiene pilas, de que practique con la flauta, ya que ese día deberá tocarla...
El varón se pone un traje y va.
Lo escolar me altera.
Es sabido. Estoy preocupada.
Mi hijo menor no es mi hijo mayor.
Sus tareas, su desinterés, su mediocre rendimiento...
¡Tengo miedo!
Yo también hasta tercer grado fui buena alumna y después... lo emocional me bloqueó, todo me costó mucho a partir de ahí.
Me hice un queso, una burra.
Dura, dura.
Dura para lo social, dura para lo escolar, dura para expresarme, una momia con mi cuerpo...
Vivir era y es para mí sinónimo de sufrimiento y carga.
Para colmo, en la última reunión individual de padres y maestros, me "corrí" de la dulzura y diplomacia que me caracterizan y "descargué" todas las broncas acumuladas hasta ese momento con las docentes. Y lo peor es que quedé más cargada que antes, con culpa y con miedo a la "represalia".
Odio a las maestras de mi hijo menor.
Y ahora creo que es recíproco.
¡Ay!
¿Las odio por como son ellas o las odio porque ponen en evidencia los defectos de mi hijo?
Hasta tercer grado se podía "tapar".
Ahora ya no.
Todo "salta a la vista".
Ya no se lo puede "cubrir".
Sí, cada vez va a ser más evidente todo lo que no sabe-no quiere-no puede hacer solo.
Ya no se puede decir de él: "Es chiquito".
A todo lo que siempre hubo que enseñarle con sangre, sudor y lágrimas (atarse los cordones, por ejemplo), ahora se suma el estudiar.
Justo.
Justo esto me tocó a mí.
Y ya no se trata de dos más dos o de saber que yellow significa amarillo.
¡Eso era fácil y hasta me gustaba!
Imprimía un par de problemitas, dos cuentitas, un "unir con flechas" y... listo, el chico ya estaba preparado para la prueba que le iban a tomar.
Y así yo era la madre perfecta que se ocupaba bien.
Pero cuando creí que me "liberé" de lo escolar porque renuncié a mi trabajo "docente" (?), ahora eso vuelve y... con dificultades, trabas, problemas.
Porque para poder ayudarlo a él, primero tengo que saberlo y entenderlo yo.
¡Y cómo me cuesta!
¡Y cómo me disgusta!
Laputaqueteremilparió!!!
YA NO QUIERO ESTUDIAR, YA NO ME INTERESAN LAS CIENCIAS, NO ME GUSTA, NO SÉ, NO ENTIENDO, YA ME HABÍA LIBERADO.
NO ES JUSTO !!!
Si hay algo que sé es que soy hueca, de madera...
Y todo esto está ocupando mucho tiempo de mi cabeza.
Mucho más de lo normal.
Me estoy enloqueciendo.
Llamo a otras mamás, pero ellas no se identifican conmigo, no sienten lo mismo que yo, no les pasa lo mismo.
Cuando cuelgo estoy más nerviosa y encima mi hijo menor escucha estas conversaciones. ¡Qué torpeza!
¡Qué mal que le hago al chico!
Navego por Internet buscando desesperadamente información que me salve de mi ignorancia, imprimo hojas y hojas de material, agendo las tareas de mi hijo en mi propia agenda, compro libros por duplicado, previendo que se los va a olvidar o para evitar que los tenga que traer.
¡Es una locura!
Está mal.
Y lo sé.
Y lo sigo haciendo.

Debo prestar atención.
Mañana empieza el invierno.
Mañana mi hijo menor jura la Bandera.
Mi amiga viene en días.
Por favor, debo encarrilarme.
Ordenarme con las comidas.
Guardar todas las cosas de vuelta en el comedor.
Ya empapelé.
Ya alfombré.
¿Qué estoy esperando para ordenar?
¿Por qué siempre dejo cosas pendientes?
¿Por qué no puedo empezar y terminar un proyecto, un objetivo, un algo en la vida?

Y por favor, es necesario que mi hijo menor se vista solo, se arregle solo, empiece a prestar atención en clase, a estudiar SOLO.
Es fundamental.
Es muy importante.
Si quiero su bien, debo presionar para esto.
No debo ser holgazana, no debo sentir culpa, no debo tener miedo.
Debo obligarlo.
Explicarle lo importante que es.
Mamá no es mala porque ya no me resuelve las cosas.
Mamá me ayuda a crecer, a independizarme, mamá quiere mi bien.
Ya es hora.
Debo hacerlo.
Debo crecer yo y debe crecer él.
Debo dormir menos cada mañana si es necesario, debo cagarme en la llegada de mi amiga y en todas las trabas que vayan apareciendo.
Debo bancarme que el chico proteste y se rebele.
Debo ser fuerte, persistente y constante con él.
Que vea decisión y seguridad del otro lado.

Dios me ilumine para que así sea.

viernes, 3 de octubre de 2008

Primero de junio de ese año

No.
No entienden situaciones especiales.
¿No se dan cuenta?
Un día de semana, entre las veinte y las veintidós horas, después de que los empapeladores se fueron y el comedor es un gran caos...
Recién ahora me puedo sacar las medias, el corpiño, la bombacha, los zapatos y todo lo que me puse a las siete de la mañana...
Y lo que me espera: preparar las dos cenas, ordenar, revisar mochilas, vianditas con colaciones, instrucciones escritas a la señora que viene a hacer la limpieza mañana...
Y todos quieren cosas "ya".
Y discuten entre ellos.
¡Peligro!
Él empieza a retar a mi hijo menor.
Lo amenaza con no ver un programa de televisión que sabe que le gusta mucho: "Casados con hijos".
Nada grave por ahora, pero esto puede terminar mal, porque si mi hijo menor sigue jodiendo, la próxima amenaza va a ser "no salir con ella el viernes".
Debo frenar esto ya.
A-ho-ra.
Para eso detengo todo lo otro que estoy haciendo.
Sé que me esperan miles de detalles por resolver, pero no puedo dejar que esa discusión que ya sabe que es inconducente y termina inevitablemente mal, avance.
¡Qué débil que es él con nuestros hijos!
Grita , grita y grita, da puñetazos y...nada!

No logra nada, ni conmigo ni con ellos.
Nunca le dio resultado y persiste.
Tengo taquicardia, pero no me paralizo.
Intervengo.
Lo agarro fuerte a mi hijo menor y le obligo a hacer lo que él ordenó.
No me importa qué ordenó.
Que lo haga y ya.
Logro mi objetivo.
Sigo trabajando.
Una vez más algo recae exclusivamente sobre mí.
Yo tengo la culpa.
Yo los acostumbré mal.
Son tres pelotudos que dependen de mí.
Su vinculación conmigo reside en hacerme preguntas:
- ¿Dónde está el carnet de Club de Amigos?
- Sobre la mesa.
- No lo veo.
- ¿Estás seguro?
- Sí.
- ¿Corriste las cosas y buscaste bien?
- Ah, acá está.
- ¿Meriendo?
- Bueno.
- ¿Qué como? ¿Me preparás vos la merienda?
- Quiero manzana.
- Ya te la pelo.
- ¿A qué hora cenamos?
- ¿Qué hay de comer?
- ¿Esta corbata va bien con este traje?
Y ahora las preguntas las voy a hacer yo.
Cuando vos decís: "¿Esta corbata va bien con este traje?", ¿No notás que estoy en el peor momento doméstico del día? ¿No podés esperar? ¿No podés avanzar haciendo otras cosas?
Y cuando yo llamo a comer, ¿No podés venir rápidamente a agarrar los platos con comida?¿Podrías no dejarme "pagando" con los platos en las manos?
¿No entendés que esa cocina es una covacha en la que no hay lugar para apoyar cosas?
¿Te darás cuenta alguna vez en tu vida que yo me quiero sacar rápidamente de encima el tema de servir la cena?
Y que NO ME GUSTA, NO, NO ME GUSTA servirles.
Es un peso, es una carga, es un trabajo.
No es broma.
Es pesado.
Hasta parece que creen que cuando yo estoy en la cocina disfruto, me interesa y me da placer el pensar "qué cocino".
Sí, es hermoso encerrarme en esa covacha a prepararles las tres o cuatro o más variedades que luego devorarán.
Me encanta, no saben cuán feliz soy.
Es mi gran vocación.
(nimiamigaqueviveenisraelnimiamigadeprovincianimicuñadanimiotracuñadanimisuegraniellanitodas juntascocinarontodoloqueyococinéenestosultimosdieciochoaños).
Son tres egoístas.
Cero solidaridad.
Cero colaboración.
Cero contemplación.
Ni un gesto.
Nada de nada.
Engullen.
Se miran el ombligo.
Miran el canal de televisión elegido por ustedes.
Yo no importo.
Yo estoy en este mundo exclusivamente para servirles.
Yo no soy una persona con sentimientos.
Yo soy un ente.
Se preocupan por mí sólo cuando corre peligro vuestro alimento, las cosas que a ustedes les interesan.
Se dirigen a mí cuando necesitan algo.
Yo casi no me siento a comer.
A mí jamás nadie me sirve comida y bebida.
Hasta en los "sábados de almuerzo", la ubicación que "me tocó" y el tradicional sistema de colocar todo en la mesa y que "cada uno se sirva", hacen que inevitablemente, cada vez que comienza una interesante charla con alguno de los comensales o cada vez que quiero probar bocado, a un costado alguien me diga:
- Coca.
- Coca Light.
- ¿Me cortás una porción de tarta, que vos estás cerca?
- ¿Me pasás pionono?
- Tortilla.
- ¿La torta la cortás vos?
Y cuando no es eso, es ella que interrunpe para decir algo muy fuera de contexto.
Habiendo desayunado con vos el día anterior, ya no quiero oír sobre vos, quiera estar con los otros y aprovechar el encuentro que yo ya no puedo generar (con todo lo que eso me pesa!).
Y toda vez que logro cruzar una palabra con mi hermano menor, aparece tu cabeza tapando la cabeza de mi hermano en toda su extensión porque "justo" te tenés que servir Coca o lo que sea en ese momento y eso es mucho más importante y urgente que que yo interactúe socialmente alguna vez en mi vida...
Yo no puedo elegir el canal de televisión.
La compu me la dejan cuando ya se cansaron de usarla y usarla.
Ni bien me siento y empiezo a navegar, justo la necesitan.
Puedo tener la cara roja e hinchada de tanto llorar.
Los ojos, chiquitísimos.
Y nadie repara, nadie se percata.
Nadie me mira.
Yo no puedo escuchar un CD completo.
No, eso jamás.
Imposible tener una conversación con mi marido sin interferencias.
No.
Mamá y Papá no pueden dialogar.
Tampoco puedo hablar por teléfono como el común de las personas.
Moscardean.
Joden.
Se provocan entre ellos.
Holgazanean.
No existo.
Yo los crié y los acostumbré así.
Dejé pasar muchas cosas.
Por miedo, por dejadez, por comodidad, por no saber, por no poder, por culpa, por bajísima autoestima, por no contar con un compañero que me defienda, que me acompañe, que les enseñe a valorarme.
¿Y ahora?
Rengueo por el espolón, ¿Y?
Voy y vengo cientos y cientos de veces, desde la habitación al comedor,
del comedor a la cocina, de la cocina al baño, recogiendo ropa sucia., guardando objetos, ordenando el caos, cocinando, preparando cosas para el día siguiente, ¿Y? ¿Nadie se conduele?
Las pantallas me ganan.
Triunfan sobre mí.
Siempre es más importante el diario, la tele, la compu, la Play, la panza llena...
Sí.
Siempre es más importante eso.

Mayo de ese año.

Hay una seguidilla de días calmos, pero no debo descuidarme.
Quiero retomar el orden en las comidas.
Quiero vincularme mejor con esa amiga que vive en provincia, sobre todo después del mail que me mandó, en donde me relata la crudeza de su enfermedad psiquiátrica.
No puedo permanecer pasiva ante esto.
Pido poco.

Veinticinco de mayo de ese año.

No debo relajarme.
Él y mi hijo menor no deben estudiar juntos, salvo que sea una tarea encomendada para hacer con la familia.
Termino yo siendo castigada.
Ya está comprobado.
Mi hijo mayor también sufre al presenciar la escena.
No debo seguir equivocándome.
Me relajé y volvió a pasar.
No debo relajarme.
Él y mi hijo menor no deben estudiar juntos, salvo que sea una tarea encomendada para hacer con la familia.
Termino yo siendo castigada.
Ya está comprobado.
Mi hijo mayor también sufre al presenciar la escena.
No debo seguir equivocándome.
Me relajé y volvió a pasar.
Que no vuelva a pasar.

Las tareas de mi hijo menor deben recaer exclusivamente sobre mí.
Sí, también esto recae sobre mí.
Es así.
Así es.
Debo entenderlo.

Me debe entrar.
Es así.
Me debe entrar.
Es así.
Me debe entrar.
Es así.

Aflojé y pasó.
Nuevamente pasó.
Boluda.
Justo en la previa a una fiesta.
Sabía que no me convenía.
Tenía que andar con pie de plomo.
Y pasó.
Me lo busqué solita.
¡Ilusa!
¡Boluda!
¡Boba!
¡Me metí solita en la cueva!

Recae sobre mí.
Recae sobre mí.
Sobre él, no.
Una vez más, él queda eximido.
Una vez más un peso recae sobre mí.
Debo soportar.
Debo aguantar.
Me conviene.
No debo delegar.
Debo acordarme, sí?
No debo delegar.
No sirve.
No lleva a nada bueno.
Al contrario.
Reaparece el infierno, el pavor, el espanto...
Es peor que hacer tarea,
es aún peor que volver a ser yo la alumna...
Comprobado.

Siete de abril de ese año

Quiero que algún día el peso que haya perdido sea idéntico al peso que tenga mi hijo menor en ese momento.

Quiero que algún día mi peso sea inferior al de él.

Yo quiero celebrar los tres años del lugar donde trabajamos con el mismo peso que cuando se inauguró, es decir, con unos cinco o seis kilos menos...
... y tener ese peso o menos en las próximas vacaciones.

Quiero cambiar el primer dígito de mi peso por el inmediato anterior, es decir: quiero que mi peso conste de dos dígitos y no, de tres.

Nueve de abril de ese año.

Hoy alguien se dio cuenta de que bajé un poco de peso.
Alguien lo notó y me lo dijo.
Alguien me observó a mí, me consideró y me habló sobre eso.
Ella.

miércoles, 1 de octubre de 2008

La gente

La gente se toca, se abraza, se besa, se cuenta las cosas, charla...

¿Yo no soy gente?

ROSH HASHANÁ - Treinta de septiembre de ESTE año

Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.
Ella llevará el pollo y las tortillas.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Sábado 13 de mayo de ese año.

También tengo que aprender que la tormenta puede aparecer en el momento más inesperado.
No hay aviso.
No hay señales.
Puede estar todo bien, calmo.
Puede estar todo más que bien y estalla la bomba.
Después es cuestión de ser inteligente y trabajar, trabajar, trabajar y trabajar y remontar lo que se vino abajo en una milésima de segundo e inesperadamente.
E injustamente, claro.

Reaccionó muy mal él cuando llegamos a casa después de... ¡Un sábado de almuerzo!
¡Uf!.
Ese almuerzo se había desarrollado "normalmente", es decir, caras de traste y silencios de él, por supuesto.
Pero ya a nuestro regreso, en nuestro departamento y en nuestra habitación y yo sin presentirlo ni intuirlo para nada -lo juro- comenzó a gritarme desaforadamente.
Muy desaforadamente.
No le importó que nuestros hijos oyeran sus gritos.
¿La causa?
Yo conté un asunto de su profesión.
Conté sobre el asunto de una nena que fue fotografiada por la modista que le hizo su vestido de Bat Mitzvá y cuya foto salió publicada en una revista de publicidad sin el consentimiento de la familia de la nena.
Conté que la familia de la nena estaba indignada y que iban a iniciar acciones contra la modista.
Y los que estaban en ese almuerzo conocían a los protagonistas.

En parte él tiene razón.
"Debo ser reservada con los asuntos relacionados con la profesión de él".
"El secreto profesional es importante".
"Si no tengo tema para hablar, debo callar".

Pero creo que exageró en la manera de recordármelo.
Y además, yo recuerdo perfectamente que le pregunté si podía contar y él no dijo que no.
No dijo que no.
Él no dijo que no.
Al menos, no lo hizo claramente.
¿Era para enojarse tanto?

Me pregunto a mí misma si es que no se "agarró" de esto como podría haberse agarrado de cualquier otra cosa.
Me da toda la sensación de que siente culpa por tener que ir a un cocktail al que yo no iré (en donde se descubrirá una escultura en una Organización en la que actualmente él está trabajando con su "socio").
¿Pero yo que tengo la culpa de que él tenga culpa?

Creo que también exagera cuando dice que ella correrá a contarle a la modista sobre esto que se enteró, y que llegará a oídos de todos...
Me recalcó una y mil veces que no le importa la opinión de mi familia respecto de la modista cuando dicen: "es buena gente", "es laburadora", "sería un orgullo ver la foto de tu hija publicada" y otros comentarios que "salvaban" a la modista y subliminalmente juzgaban a la familia de la nena, es decir, a los clientes de él.

Y por supuesto, regresaron las advertencias.
Esas advertencias que me hacen temer y que quedan "latentes" en mis entrañas por un tiempo y que me pudren, me desgastan, me corroen, me hartan, me atemorizan...

No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.

lunes, 1 de septiembre de 2008

11 de mayo de ese año.

Me pregunto qué carajo hice de malo.
¿Qué cambió entre ayer y hoy?
¿Qué? Por Dios, ¿QUÉ?
Tengo en claro que soy la misma de siempre y que no me mandé ninguna cagada.
Pero "el diablo metió la cola" otra vez.
Y acá estoy, con "taquicardia", desesperada, con claros deseos de desaparecer.
Sí, lo único que es claro en este momento es ese sentimiento.
Y nadie va a ver el reflejo de la seguidilla de días calmos que antecedieron, sólo van a ver esta tormenta y van a creer que siempre es así.
Porque la mala suerte hizo que esto justo viniera a suceder en la víspera de un encuentro familiar.
Para variar.
¡Uf!
¿Por qué?
Si yo aprecié y valoré los días calmos y no pedí nada más que eso: calma.
Si yo hice esfuerzos por no descuidarme.
Me medí.
Lo intenté.
Pero no resultó.
Por culpa del ladrón (¿O ladrona? ¿No será la mismísima maestra?) de figuritas de mi hijo menor y/o por culpa del cansancio por un viaje a Rosario ida y vuelta en un mismo día que él hizo, o por culpa de la culpa que él siente vaya a saber porqué, yo me encuentro otra vez así.
Podré controlarme yo, pero jamás voy a poder controlar las circunstancias.
Voy a tener que convivir con esta incertidumbre y con el espanto SIEMPRE.
Nadie me prometió otra cosa.
¿Por qué exijo, entonces?
¿Acaso alguien me contó que la vida era así?
Me tiraron en este mundo, ¡y a vivir!
Es así, después de la paz, la tormenta...
Y aunque yo actúe correctamente y haga todo lo que hay que hacer para agradar, satisfacer y complacer, o al menos para no estorbar o trabar, voy a recibir a cambio la arbitrariedad de las emociones e inestabilidades de los demás.
¿Entendí bien?
¿Me quedó claro?
La arbitrariedad de las emociones e inestabilidades de los demás.
Nunca debo ilusionarmne.
Debo limitarme a apreciar y agradecer cuando no hay tormenta.
Porque siempre que paró de llover, después volvió a llover,
y así.

Y jodés y jodés y jodés....

Siempre jodiendo.
Siempre ahí.
Después de una seguidilla de días de "bajo perfil", reaparecés con toda la fuerza.
Para presionar.
Para dar "malas noticias".
El nuevo "caprichito", la nueva obsesión, tu nuevo objetivo, tu actual "motor" es llevar a La Rural (Exposición sobre Fútbol) a mis hijos . Y de ser posible, a mis primos grandes. Y por qué no a nuestro amigo-ex vecino. Y a mi sobrino...
Llevaste a mis hijos hace cuatro años y en estos días más que nunca "pasás factura" comentando cada vez que se te da la oportunidad, "que hace cuatro años los llevaste y lo bien que la pasaron"·
¿Querés que te hagamos un monumento?
¿No te das cuenta de que en esta familia hay padre y madre que se ocupan y que no necesitamos de "abuela salvadora" que saque a los chicos a pasear?
Los chicos conocen muchos lugares del mundo, fueron a variados e importantes eventos deportivos, los vamos a buscar y los llevamos adonde sea...
Y así como con vos cada tanto salen y la pasan bien, porque vos ofrecés (presionás y presionás) salir con ellos, también fueron (y lo siguen y seguirán haciendo) con nosotros millones de veces al cine, al shopping, a la cancha, a ludotecas, a comer afuera, a conocer el mundo, a hoteles cinco estrellas, y siguen los etcéteras.
Te agradecemos mucho, pero no dependen de vos para ser felices y salir al mundo .
Tienen MAMÁ y PAPÁ que se ocupan.
Se requete-ocupan.
Acá no "corre" la famosa historieta del abuelo que llevaba a ver pasar los trenes al nieto porque aparentemente no había un padre que lo hiciera o el tío que tenía que ir a buscar a la sobrina bien lejos cuando iba a sus primeros bailes de secundaria.
Esta es otra historia.
Muy distinta.
¿Podés entenderlo de una buena vez?
¿Querés un sobre con dinero?
¿Qué buscás?
¿Sos consciente de cuánto me presionás?
Juega el equipo de fútbol preferido de mis hijos.
Mi hijo mayor tiene un Bar Mitzvá.
Prefieren ir a ver a la cancha al equipo del cual son hinchas.
Lo siento.
Debo darte una mala noticia.
Prefieren ir a la cancha.
Y yo soy el "cartero", por supuesto, para variar, como no podía ser de otra manera...
Lo que vos creés que es el "programón", para ellos no lo es.
Sí, este "evento" se da cuatro años.
Pero ellos prefieren ir a la cancha.
¿Te lo traduzco?

Y de paso, me diste la noticia de que llegaron las tarjetas del Bat Mitzvá de la hija de mi primo.
Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
Sé que no es tu culpa, pero te "da placer" tener el "kuved", la función de transmitir la noticia.
Y a mí me da taquicardia.
¡Una fiesta que dura un día!
¿Qué me pongo?
¿Qué hacemos con los chicos?
elregaloelpeinadolabijouloszapatoselchalelmaquillajelacarteralatarjetitadeinvitación... Y fundamentalmente, él.
Todo el resto es chiquito al lado de su posible reacción y de su actuar.
Deberé "trabajar" mucho en "la previa".

Debo porque me conviene

Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.

(A él le molestan las revistas "LIVING" en la biblioteca).

LO FEO VUELVE.

Otra vez él está mal.
Debo seguir "trabajando"...
Días complicados.
Los chicos están en casa por los putos feriados religiosos y pidieron comer sin harina.
Él, no.
Todo se empaña.
Mucho encuentro familiar.
Volvieron los atracones.
Volvieron los vómitos provocados.
Volvieron las amenazas verbales.
Hubo problemas con las figuritas que junta mi hijo menor.
Los conflictos surgieron a partir de que yo le regalé a mi sobrino figuritas doblemente repetidas de mi hijo menor.
Prever esto para la próxima.
Debo ser más astuta.
Además, recordar que no debo servir nunca más choclos enteros.
Trae kilombos entre mi hijo menor y él.
Repito: Los choclos enteros traen problemas.
Él considera que debe comerlos solito.
Y yo tiendo a ayudarlo, desgranándolos.
Otro tema: mi hijo menor debe abrir la puerta solito al entrar y salir con ella los viernes.
Porque todos los viernes mi hijo menor y ella se ven.
Esta costumbre lo enfurece a él y además, le pone muy en evidencia que con su propia madre mis hijos nunca o casi nunca se ven.
Entonces inventa conflictos.
Esta vez es por las llaves.
Es sabido que a mi hijo menor le cuesta aún usarlas.
Por esto, impone una nueva pauta: "Todos los viernes debe entrar y salir de casa sin ayuda".
Además, mi hijo menor deberá leer la Hagadá en Pésaj.
¿Algo más?
¿Cuántos Pésaj quedan?

Ya pasó.

Se concretó el encuentro en la casa de mi hermano mayor, para conocer a la hermana de la novia de mi hermano menor.
Ella vive en el exterior y vino a la Argentina con su marido y sus hijos.
A mí, ni me registraron.
No importa.
Se concretó el encuentro de Pésaj en la casa de ella.
Amén.
Gracias, de corazón.
Él estuvo "caráculico" y yo, con taquicardia en ambas oportunidades.
Pero por lo menos, fue, estuvo.
Y me la banco....

jueves, 28 de agosto de 2008

Entrelíneas

Te cuento que Lucy estaba de novia.
Lucy después se casó.
Lucy, por supuesto, se fue de Luna de Miel.
Lucy tuvo su primer hijo.
Lucy y su familia se mudaron a un departamento lógicamente más grande.
Lucy y su familia conocieron Europa.
Todo indicaba que debía buscar su segundo hijo.
Ella no estaba del todo convencida.
Con uno, era mucho más que suficiente.
La carga era grande: ella misma, la casa, él, el hijo, la micro y macro familia, el trabajo que tanto le disgustaba en una escuela secundaria...
Pero no.
Había que complacer, había que hacer lo"esperable"...
Y lo esperable es que tengas pareja, dos o más hijos, casa, trabajo...
Cuando tenés un solo hijo es "raro", es "incompleto".
"Es bueno darle un hermanito al hijo mayor".
"No es bueno ser hijo único".

Y entonces Lucy tuvo su segundo hijo...
Un jodido.
Ese hijo nunca la toca, nunca le da un beso.
Ella sí, ella lo toca, lo acaricia, lo besa, lo mima, le sonríe cuando lo ve llegar de la escuela, cuando se despierta los sábados, los domingos...
Ella lo peina, lo viste.
Ella está "a su servicio".
Le facilita las cosas.
Lo complace.

Él, no.
Él hace todo lo que hay que hacer para quebrar la armonía.
Él pega.
Él grita.
Él es apático con las visitas.
Él es torpe con sus manos.
Él no puede jugar con su hermano sin quejarse, sin "abandonar", sin hacer trampa...
Él no puede hacer una tarea espontánea y "fácilmente"...
Él no puede ir a bañarse sin generar un escándalo previo.
Él no disfruta ni deja disfrutar.
Y aunque él no le da NADA a Lucy, ella le pela, lava y corta las manzanas en los momentos más inoportunos, ella lo despioja, ella le revisa la mochila, le acomoda día a día la cartuchera, le repone los útiles perdidos o rotos, le saca punta a sus lápices, lo prepara para las pruebas, le hace acordar de las tareas, le sirve el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, le compra figuritas.
Él se aburre.
Él no sabe qué hacer con su tiempo libre.
Él jode.
Él logra poner al marido de Lucy muy nervioso.
Y entonces el marido de Lucy culpa a Lucy.
Porque ella tiene la culpa de que el nene sea así.
Ella tiene la culpa de que el nene se ponga la ropa al revés, tenga letra fea, no recorte bien, le cueste atarse los cordones, levantar la persiana, usar correctamente los cubiertos...
Tiene la culpa de que pegue, grite...
Y ella es la gran culpable de que el chico no quiera a su abuela paterna.
El nene debe usar anteojos.
El nene debe usar aparatos.
El nene casi no sube de peso año a año.
El nene jamás habla con nenas.
No saluda.
No agradece.
Se resiste sistemáticamente a todo plan familiar de feriados y fines de semana.
Se opone siempre.
¡Cómo grita!
¡Cómo pega!
(A Lucy le duele de verdad).
Convivir con ese hijo es una lucha.
Es un desgaste.
Es pesado.
Y encima ese pelo de mierda que tanto trabajo le da a Lucy.
Y esas cenas y almuerzos que él arruina.
Y los pocos encuentros sociales que se logran concretar, también los arruina.

Pero Lucy no maldice el día en que tomó la decisión de concebirlo "porque eso había que hacer y porque el hijo mayor pidió un hermanito".
No.
Lucy maldice una y mil veces el día en que ELLA fue concebida.
Porque si ese puto segundo en el que su mamá y su papá cogieron sin amor no hubiese existido, ella no estaría ahora harta de esta vida de mierda, pesada, MUY pesada...

Cuatro de abril de ese año.

Todo está bastante mejor.
¿Es porque empecé a escribir y esto produjo cambios en mí?
¿Es porque al detenerme a escribir registro, entiendo, me conozco más, los conozco más?
¿Es una casualidad?
¿Es temporario y comenzará a "fluctuar" en cualquier momento?
Lo mejor va a ser disfrutar este tiempo de paz mientras dure, valorarlo y seguir "alerta" por las dudas...
No decaer.
Yo no pedí más.
Yo pedí esto.
*********************************************
Cabe aclarar que hay cosas que me intraquilizan: la "observación" que recibió mi hijo menor en el Cuaderno de Comunicaciones, los kilitos de más de mi hijo mayor, próximo Pésaj, encuentro familiar multitudinario en la casa de mi hermano mayor para conocer a la hermana de mi futura cuñada, la posible venida a la Argentina de una amiga mía que vive en el exterior...
Bueno, pero nada grave.
La vida siempre se compone de algunas "incertidumbres", "intranquilidades", "conflictos".
Lo importante es no caer en un pozo nuevamente.
No desgastar la relación con los chicos y con él.
Seguir teniendo "conducta" en la alimentación.
Fuerza.
**********************************************************
Fui a conocer el nuevo departamento en el que hace poco se mudaron el amigo de mi hijo mayor y su familia.
Me invitó su mamá.
Creo que con esta visita, voy a quitarle un poco el objetivo que ella tiene de invitarnos a toda la familia.
El departamento me gustó.
No es nada "guau", pero es amplio, cómodo, luminoso...
Con algo así yo estaría más que conforme.
No hablamos de temas demasiado personales ni profundizamos.
Fue ameno.
La pasé lindo.
Debo valorarlo.

sábado, 16 de agosto de 2008

Del dieciocho al veintinueve de marzo de ese año

Días calmos.
En este lapso se celebró un "sábado de almuerzo" el día viernes 24 de marzo (feriado).
No me puedo quejar.
Bien.
Con sus "cositas", pero bien.
Agradezco a Dios por esto.
Lo valoro.
Logro verlo.

La rutina escolar comenzó.
Todo parece estar encaminado.

Faltaría encontrarle otra escuela de fútbol a mi hijo mayor.

Fuimos del Médico Hebiatra.
Engordó ocho kilos y creció dos centímetros desde agosto del año pasado hasta ahora.
Esto provocó "kilombos" en casa.
Ahora la cosa está más tranqui.
Mi hijo mayor no está gordo.
Yo lo veo "normal".
Pero le quedarían muy lindos dos o tres kilos menos.
Hay que impedir a toda costa que siga subiendo.
No sé muy bien cómo ayudarlo.
Tengo en claro que no puedo "bajar la guardia".
¡Ojo! A los trece años, yo también era "normal"...

Y yo me estoy cuidando...
Se puede decir que LA MAYOR PARTE DEL TIEMPO ME CUIDO.
Igualmente, hubo "descuidos", hubo algunos atracones y hasta hubo... vómitos!
Feo.
Otra vez ese monstruo.
¡A los cuarenta años!
Debo ser fuerte.
Debo seguir.

Justo empezó un programa nuevo en la tele: "Cuestión de peso".
Al final, no pude dar el GRAN PASO de ir al Dieta Club.
Él cree que sí.
Hace "chistes" con eso.
Creo que hasta está "entusiasmado" con eso.
Sólo me suscribí por Internet.
No importa .
Es un avance.
Sé que sola no puedo.
Por más lectura e "intelectualización" del tema, sé que necesito apoyo terapéutico y hsta medicamentos.

Dios, dame fuerza.
Si tan solo esto siguiera así como está, calmo y rutinario, yo estaría satisfecha.
No pido más.
Es sabido.
Es sabido que no pido más.

La mamá del amigo de mi hijo mayor está detrás de un encuentro de ambas familias.
También, quisiera concretar de una vez por todas un encuentro con mis tíos y primos.
Con nuestro amigo Contador y su familia no hay apuro, pero la próxima vez nos tocaría recibir a nosotros en casa.
Quizás mi amiga que vive en el exterior venga con sus hijos de visita a la Argentina.
A mi otra amiga la felicité "indirectamente" por su cumpleaños.
Amigo esposo de mi amiga: ¿Vas a dejar que alguna vez que atienda ella el teléfono o que aunque sea, aparezca el contestador y yo pueda dejar un mensaje?
Amigo esposo de mi amiga: ¿Alguna vez te movés de esa casa?
La hermana de la novia de mi hermano menor vive en el exterior y ahora está de visita junto con su marido e hijos en la Argentina.
¿Debería haber un encuentro para conocernos?
¿Acaso ella lo va a "pergeñar"?

En el último "sábado de almuerzo" se tocó el tema "Pésaj".
Creo que está todo bien con eso.
Dios, que él no se enfurezca.
Que siga así.
Por favor...

Y yo, no debo dormirme.
Tengo que estar muy despierta.
Ponerme las pilas.
Me estoy por indisponer.
Sé que por eso habrá un bajón físico, pero debo ser ASTUTA.
Muy astuta.
Me conviene...

viernes, 15 de agosto de 2008

Dieciocho de marzo de ese año

Si mi hijo menor quiere llevar golosinas que se derriten en su bolsillo, justo antes de ir todos al cine, no debo sugerir otra cosa.
Callar y aceptar.

Si mi hijo menor quiere llevar golosinas que se derriten en su bolsillo, justo antes de ir todos al cine, no debo sugerir otra cosa.
Callar y aceptar.

Los cubiertos SIEMPRE deben estar secos.
Los cubiertos SIEMPRE deben estar secos.

Debe haber siempre repasadores limpios a mano.
Debe haber siempre repasadores limpios a mano.
Si mi hijo menor quiere llevar golosinas que se derriten en su bolsillo, justo antes de ir todos al cine, no debo sugerir otra cosa.
Callar y aceptar.
Los cubiertos SIEMPRE deben estar secos.
Debe haber siempre repasadores limpios a mano.
La mesa siempre debe estar despejada, seca y limpia.
La mesa siempre debe estar despejada, seca y limpia.
La mesa siempre debe estar despejada, seca y limpia.
Si mi hijo menor quiere llevar golosinas que se derriten en su bolsillo, justo antes de ir todos al cine, no debo sugerir otra cosa.
Callar y aceptar
Los cubiertos SIEMPRE deben estar secos.

Debe haber siempre repasadores limpios a mano.
La mesa siempre debe estar despejada, seca y limpia.
La mesa siempre debe estar despejada, seca y limpia.
Si mi hijo menor quiere llevar golosinas que se derriten en su bolsillo, justo antes de ir todos al cine, no debo sugerir otra cosa.
Callar y aceptar.
Los cubiertos SIEMPRE deben estar secos.
Debe haber siempre repasadores limpios a mano.
La mesa siempre debe estar despejada, seca y limpia.

Ideas ordenadas

Noto que los llamados telefonicos importantes se producen, nada más y nada menos, justo cuando debo preparar la cena.
¡Doble cena!
Porque a partir de ahora, primero comen los chicos y después, "el señor".
Entonces es muy importante tener la cena avanzada.

Primero: tareas de mi hijo menor y la cena.
Después, todo lo demás.
Y todo lo demás es: ocuparme de la ropa sucia, de las mochilas, de contestar mails, de mi ropa del día siguiente, del uniforme que se pondrá mi hijo menor, de escribirle a mi empleada doméstica...

Así podré atender el teléfono sin retrasar la cena y evitaré "escandaletes" del señor...

Yo me pregunto: ¿No se dan cuenta mi hermano menor, la esposa de mi hermano mayor, mi tía, la amiga de la familia (esposa de nuestro Contador) y otros, de lo inconveniente de ese horario?
No. Evidentemente, no.
Evidentemente ninguno de ellos prepara la cena a esa hora.
Alguien lo hace o lo hizo o lo hará por ellos.
(Tirarán unos fideítos en una cacerola de agua hirviendo o quizás se conformarán con un bife a la plancha con un tomate al medio. Acá no es así. Para nada es así de fácil y sencillo).
Debo atenderlos igual.
Es importante.
Es bueno que los chicos vean-escuchen que suena el telefono y se atiende y se habla.
Sin miedo.
Es bueno.
Es cuestión de organización.
De previsión.

Con "kilos" y "sábados de almuerzo": todo OK.
Al menos, por ahora.
Sólo leyendo estos escritos y registrando todo en mi cabeza y mi accionar lograré "sostener" esto.
NO TENGO QUE AFLOJAR.
Lo tengo que tratar bien.
Es fundamental.
¿Comprendido?

Catorce de marzo de ese año.

Llamó mi tía...
Y la atendí!

Llamó la esposa de mi hermano mayor...
Y la atendí!

Llamó una amiga de la familia,
la esposa de nuestro Contador...
Y la atendí!

La llamé a ella.
Le comenté sobre una charlas en hebreo que dan en AMIA y que tanto me recomendó una clienta del Estudio, que a su vez es conocida de ella.
Parece que le gustó la idea.

Le conté sobre mis hijos.
Expliqué mucho.
Demasiado.
Le cuento por demás de nuestras rutinas como si tuviera que "rendirle cuentas".
Habloyhabloyhablo...
Me parece que cuando le cuento que ayer mi hijo mayor, junto con mis primos y ex vecino-amigo fueron juntos a jugar al Paddle se produce un incómodo silencio.
Hablo por demás.
(Tengo que aprender a cuidarme de una vez por todas).
Le explico que esto que hicieron ayer no lo van a hacer semanalmente, que fue una excepción...
Sigo sintiéndome incómoda.
Hay algo del otro lado del teléfono que me hace sentir incómoda.
¿Qué carajo pasa?
No estoy segura pero creo que se trata de que el año pasado ella "presionaba y presionaba" con salir con mi hijo mayor día de semana previo a día hábil.
Y él se oponía.
Y yo, en el medio.
Para variar.
Varias veces ante estas propuestas-presiones tuve que "dar la cara" y decir: No.
- "No, porque al día siguiente hay clase, tiene que hacer tareas y blablabla".

¿Será por esto que no le gustó que mi hijo mayor jugara al Paddle ayer?
Un día de semana previo a un día hábil.
No sé.
Tiene la "habilidad" de hacer sentir al otro en falta.

Desde muy niña que me siento así. Era muy difícil satisfacerla. Qué digo, era imposible.
Eternamente disgustada. Eternamente quejosa. Pobrecito mi hermano mayor. Él también sufría mucho. Él hasta sufría más que yo. Hasta el día de hoy que sufre más que yo.
¡Ay! Mierda.

¿No deberías, por el contrario, estar contenta de que mis hijos se vinculan, hacen deporte, son sanos, buenos alumnos?
¿Y ese mail que le mandaste a mi hijo mayor?
"Que en noviembre puedas decir 'hasta marzo' ".
¡Qué presión!, ¡Por Dios!
¿Y qué si no puede decir "hasta marzo"?
¿Y qué si se lleva una materia?
Basta de vos.
Lográs que un día que podría ser encantador, decaiga.

Tampoco puedo dejar de llamarla porque si pasan unos días y no sé "en qué andá", siento que algo peligroso se puede andar "gestando".
Turra de mierda.
Me tiene atrapada.
Enredada.

Teórica y supuestamente "tocaba" este sábado que organizara uno de sus malditos "sábados de almuerzo".
La invitación no llegó.
Quise "averiguar".
Entonces, en esa conversación telefónica que tuve con ella aproveché para preguntarle qué actividades extraescolares hace mi sobrino-su nieto, para ver si la mano venía por ahí, si la no- invitación se debía a que el nene no iba a poder venir.
Porque para ella o vienen todos o no viene nadie. ¡Infeliz! ¡Soreta!
Dijo: "Tiene Circo los sábados de tres a cinco de la tarde".
Y muy rápidamente agregó: "pero para cuando todo vuelva a la normalidad (sic) y podamos almorzar los sábados, Circo es muy cerca de acá, lo pueden llevar y traer y eso no va a interferir".

Acá hay un "misterio".
¿A qué se refiere con "cuando todo vuelva a la normalidad"?
Suspendió nuestros tradicionales desayunos semanales cpn la excusa de los alumnos y yo ya comprobé que la excusa es falsa. Muy falsa.
Y ahora estos sábados suspendidos sin justificación entendible.

Solo espero que ese "misterio" esconda algo bueno o neutro.
NADA QUE ME PUEDA AFECTAR.

Ahora, eso sí, ¿Por qué carajo no me contás LA VERDAD alguna vez en tu vida?
¿Creés que soy BOLUDA?

Dueña de mí

Con mi hijo mayor, todo mal.
De su primer día de clases, me enteré un cinco por ciento.
Hoy se "rebeló" y no llevó celular.
Llueve y fue en colectivo con zapatillas viejas que ayer fueron lavadas y que aun están... húmedas!

Hoy peso menos que ayer.
No debo decaer.
Es importante no recuperar lo que ya bajé.
Lo que ya logré.
Mantener o descender, pero no recuperar.
No fue difícil, pero ¡ojo!
Ya hubo en mi haber muchos "comienzos de dieta".
Que esta vez no sea "una más".
Debo acordarme mucho de la SALUD.
De mis hijos, del ejemplo...
Aunque sea, que el objetivo no sea tanto lo estético.
Debo mejorar.
No es tan difícil.
Tengo un aceptable pasar económico.
Eso es importante.
Eso me da la posibilidad de darme el "lujo" de comprar productos como aceite de oliva, palmitos, kani kama. Son comidas que me gustan y que ayudan a que la dieta sea más llevadera.
Quiero mejorar el pelo, la piel, los dolores de pies...
Está relacionado con la comida.
Yo sola decido qué entra por mi boca.
En eso soy dueña yo Y NADIE MÁS QUE YO.
Dios quiera que SIEMPRE desee que por mi boca entre calidad y cantidad adecuada de comida.
El resto, vendrá solo.

domingo, 10 de agosto de 2008

Cero astucia; mucha bobez.

Mi hijo mayor fue a jugar al Paddle con ex vecino-amigo y mis dos primos, mientras mi hijo menor estaba en Ping Pong , en el nuevo club, probando su primera clase.
Yo sabía que iba a tener que "pilotear" esto y que debía ser reservada y no comentarle nada a mi hijo menor respecto de la actividad de los más grandes.
Pero no pude. No supe.
Y cuando terminaron de jugar al Paddle cayeron todos un día de semana.
Era un día de semana de la segunda semana de clases de mi hijo menor.
Un día de semana de la primera semana de clases de mi hijo mayor.
Un día de semana de la semana en que mi hijo menor hacía sus primeras experiencias en el nuevo club.
Un día de semana a las veinte horas !!??
Sí, "cayeron" mis dos primos, el ex vecino-amigo y mi hijo mayor a casa un día de semana a las veinte horas.
No negaré que fue un lindo encuentro.
Pero recién a las nueve y veinte de la noche se fueron.
Y a esa "altísima hora" y cuando los chicos ya debían estar "cenados", yo recién empezaba a preparar la cena, el día siguiente era hábil, la casa era un caos y, lo peor, mi hijo menor se sintió literalmente "garcado" por su hermano.
Porque él se enteró en ese momento del encuentro de los "grandes" y consideró que él debió ser el cuarto integrante de ese juego de Paddle...

lunes, 28 de julio de 2008

Ella sigue jodiendo

La llamé a ella.
No me gustaron para nada las observaciones que hizo respecto del nuevo chofer de la combi de mi hijo menor.
Criticó que trató mal a los chicos.
Tampoco me gustaron las observaciones que hizo respecto de las bolsas que tengo en el comedor. Mi comedor.
Me di cuenta de que estaba convencida (y creo que lo sigue estando) de que yo suelo colocar cartelitos "falsos" en esas bolsas para despistar a mi empleada doméstica, respecto de lo que
contienen cada una de ellas.
¿Podés creer?
No es ni fue nunca así.
Quizás ella hace eso.
Yo no.
¿Me entendés?
Yo no.
Creo que no me presta atención.
Quizás no oye bien.
"Libros para vender" dice uno de los carteles.
Sí, efectivamente. Son libros para vender.
Mi hijo mayor quiere vender libros que ya usó en la escuela.
Todos lo hacen.
¿Y?
¿Cuál vendría a ser el problema de que mi empleada doméstica (que también es la suya en otro turno) se entere?

Tenés las llaves de mi casa.
Entrás y como no hay nadie, "hurgás".
Es detestable.
Sos detestable.
Llegás mucho antes de lo que corresponde que llegues para "establecer territorio" y tener el suficiente tiempo para "descubrir" cosas...
¿Creés que soy tan boluda que te voy a dejar "pistas" a la vista?
Juajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja

Opinás sobre la combi.
¿Quién te preguntó algo?
¿Quién te dio calce?
Después, vas y se lo comentás a mis hermanos, a mis cuñadas...
Lo mismo les hacés a ellos.

¿Sabrán que se dan vuelta y hablas de ellos y opinás?
Dejá de meterte.
Hacé tu vida.
Buscáte objetivos y proyectos al margen de nosotros.
No te creas importante porque tres horas a la semana, y sin que nadie lo necesite y te lo pida, "me cubrís" con mi hijo menor y estás con él.
Dejá de sacarle información.
Conectáte con él auténticamente y no, para obtener "data".
Mi hijo te contó con quién se sienta en la escuela.
No te mencionó el que vos esperabas oír.
¿Y?
Ya te expliqué.
Ese día, ese nene llegó tarde.
¿Qué te quedaste pensando?
¿Sos detective? ¿Del FBI?
El noventa por ciento de loo que inferís es errado.
Te basás en supuestos.
De información " a medias" extraés grandes conclusiones.
Dejá de llevar y traer.
Dejá.
Dejáte de joder.

Preocupaciones.

¿Qué cosas me preocupan hoy-ahora?
La visión de mis dos hijos.
Los "sábados de almuerzo".
Pésaj.
Incomunicación con mis hermanos, cuñadas,
sobrinos, suegra...
Que mi hijo mayor tenga un buen año escolar,
social, deportivo...
Que tenga un peso normal.
No pido que sea delgadísimo y el más lIndo de todos.
Digo: NORMAL.
Que tenga buena salud.
Que mi hijo menor tenga un buen año escolar,
social, deportivo.
Que crezca bien.
Que tenga buena salud.
Poder sostener yo una dieta.
Empezarla y sostenerla.
Mi a veces muy doloroso espolòn.
Concretar el encuentro muchas veces prometido
con algunos familiares y gente cercana.
Que él no se enamore de nadie
y que nadie lo seduzca, lo tiente y se obsesione con él.

Trece de marzo de ese año.

Las aguas están calmas.
Pero...

¿Qué pasará con Pésaj?
Falta todavía, pero...
¿Qué pasará?
¿Mi suegra estará en la lista de invitados de ella?
¿Habrá problemas con la fecha?
¿Él estará bien dispuesto?
¿Jugará el equipo del cual mis hijos son fanáticos justo ese día
o quizás habrá algún otro evento deportivo
que "trabe" el encuentro?
¡Por Dios!
Si tuviera que hacer algún sacrificio para que eso no sea un TORMENTO,
decíme cuál y lo hago.
Dame una señal.
¿Qué debo hacer yo, para que esto no me desnude ante ella, mis hermanos,
mis cuñadas, mis sobrinos...?
Para que todo marche "sobre ruedas" y sea un Pésaj "normal".
No digo "el mejor Pésaj", sólo digo: NORMAL.

Seis de marzo de ese año

Primer día de clases de mi hijo menor.
(Bien!!! No le tocó con la mamá del amigo
de mi hijo mayor, que a su vez es también amiga
de una amiga. Prefiero asi. Maestras "neutras".)
Hoy ya no estoy TAN desesperada, desolada,
angustiada y temerosa.
Es porque al final no hubo problema en que mi
hijo mayor salga con ella.
Es porque él habla con nuestros hijos normalmente, les dirige la palabra.
Y conmigo, parco, pero bien.
Pero acaso, ¿Se puede vivir de acuerdo a las fluctuaciones de emociones
del compañero de una?
¿Si para él el sol sale y es lindo día
debo respirar aliviada y si para él llueve,
debo temer?
No creo para nada que eso sea saludable.
Pero es así.
¿Y MIS emociones?
¿Y MI sentir?

Es importante, mejor dicho, MUY IMPORTANTE
que cuando él está bien, yo aproveche,
no me deje estar, no me duerma en los laureles,
no me relaje, no afloje, no comience a hostigarlo, a burlarme...
Debo aprovechar.
Debo disfrutar aunque deba cocinar, aunque deba vivir en
ese horrible e impresentable departamento,
aunque los chicos estén insoportables y
aunque mi cuerpo sea el último que hubiera elegido tener...
Y por sobre todo, debo recordar bien cómo es cuando no es así.

Sí, debo recordar bien cómo es cuando no es así.
¿Acaso quiero volver a lo anterior?
Eso puede suceder en un segundo y remontarlo después es sumamente agotador,
desgastante y lleva su tiempo.
DEBO SER ASTUTA.
NUNCA DEBO DEJAR DE LEER LAS PEORES PARTES DE ESTOS ESCRITOS.
NUNCA.

Ey! ¿Acaso había respirado un tanto aliviada?
¿Tuve un principio de tranquilidad?
¿Creí que iba a tener un dia normal?
(no digo feliz, digo normal)

¡Me equivoqué!
¡Ilusa de mí!
Mi hijo menor "empañó" todo.
Lo que podía ser un día positivo, normal,
terminó siendo lo opuesto.
Si bien salió de su primer día de clases locuaz
y entusiasmado, ya para la noche estaba fastidioso.
Y entonces, a él le contó poco y nada.
Y la catástrofe empezó con una tarea
maestrashijasdeputayaempiezanajoder
Pero la culpa, en definitiva y para variar, la tengo yo.
Es sabido que no sirve que él e hijo menor hagan las tareas juntos.
DEBO GRABÁRMELO.
EN ADELANTE: DEBO PROCURAR QUE MI HIJO MENOR HAGA
LA TAREA EN AUSENCIA DE ÉL, CUANDO NO ESTÁ, CUANDO DUERME LA SIESTA...
Cueste lo que cueste.
Nunca debo encomendarle a él el rubro "tareas".
Nunca.
Debo acordarme.
Es importante.
Debo ocuparme yo.
Sí, de esto también.

Pero me conozco.
Con el correr de los días voy a aflojar.
No debo aflojar.
Mi hijo menor debe vestirse solo para ir a la escuela.
Mi hijo menor debe hacer las tareas en ausencia de él.

Otra vez lloré.
Otra vez sentí PAVOR.
Otra vez me desesperé.
Otra vez esa taquicardia.

Y a la gente se le ocurrió llamar
por teléfono en ese momento.
Mi tía dejó mensaje; no la atendí.
Le estoy agradecida,
sé que no lo hizo a propósito,
sé que su intención fue la mejor,
pero yo no podía atenderla en
ese momento.
Llamó una de mis cuñadas;
tampoco atendí.

Todo mal.
Todo negro.
Otra vez los deseos de la desaparición
"mágica".
Dios, yo no soy ambiciosa.
Con ser físicamente normal (ni siquiera
atractiva), me conformo.
Con el dinero que entra día a día, me conformo.
Ni un centavo más.
Con la tranquilidad, me conformo.
No aspiro a más.
No aspiro a los placeres del sexo, aunque es algo que todos merecemos.
No aspiro a la alegría o a la felicidad,
aunque cualquier ser humano tiene derecho a eso...
Sólo busco la paz, la estabilidad...
la no-taquicardia,
el no-pavor.

Al día siguiente:
Llamé a mi tía.
Hablamos largo.
Sigo prometiendo invitarla a ella y al resto de la familia.
No puedo cumplir.
Él no me está dando el Ok.

Mi hijo mayor salió con dos amigos.
(Ese otro amigo no podía. El día que salió con ella vio a ese otro
amigo que hoy no pudo venir. Lo vio con otros chicos.
Sé que aunque no lo demuestra, eso a mi hijo mayor le dolió).
Después, sus dos amigos vinieron a casa.
¡Me encanta! ¡Que tenga amigos! ¡Que los invite!

Ese día "debutamos" con mi hijo menor en un nuevo club.
A ese club va mucha gente de la escuela.
Vino él.
Sucedió esto: yo consideraba que no iba a poder
pasar por una de las puertas de acceso a la cancha de Basket,
debido a mi gigantesco tamaño.
Él se acercó y me mostró otra puerta.
Estuvo cortés, agradable, comprensivo, todo bien...
Pero creo que esta "escena" la observó una de las familias de la escuela.
Justo yo, que quiero pasar desapercibida a toda costa.
Pero claro que con este cuerpo enorme es imposible.
Por lo demás, todo Ok.
Con él, todo tranquilo.
Debo ser paciente, astuta, cumplir con las pautas que me
autoimpuse en estos escritos.
¡Por favor! ¡Debo hacerlo!

Por la noche, me acosté a dormir satisfecha,
algo radiante.
Fueron 24 horas sin tormenta.
Me acosté a dormir valorando eso y agradeciéndole a Dios por un día así.
Un día sin sobresaltos.
Más no pido.

Cinco de marzo de ese año (IV)

Me empiezo a preocupar por mañana lunes.
Ella y mi hijo mayor tienen "planes".
Él no lo sabe aún.
Cuando mi hijo mayor regrese de pasar
el día aire libre con mi suegra y su novio
(pobrecito, me parece que fue sin ganas!!!)
tengo que prevenirlo: si quiere salir, tiene que AVISARLE
a él.
Y a él no le va a gustar, me va a gritar, habrá tormenta.
"El horno no está para bollos".
¿Por qué? Por qué todo es TAAAN complicado?
¿Todos los días van a ser así?
¿Cuánto falta, mi Dios, cuánto?

Cinco de marzo de ese año (III)

La mamá de un amigo de mi hijo mayor deja mensaje telefónico.
Yo no escuché ese mensaje,
pero entre él y mi hijo menor me cuentan.
No le devuelvo el llamado, como corresponde.
¿Y si quiere intentar invitarnos otra vez?
¿Cómo hago para "zafar"?
No es fácil mentir y excusarse todo el tiempo
y, sobre todo, porque no es decisión mía no ir,
mentir y excusarme...
Es decisión de él, pero yo siempre debo estar en ese
horrible rol de dar la cara y mentir y excusarme...
¿Cómo va a terminar todo esto?
¿Qué va a ser de mí?
¿Qué va a ser de los chicos?

Cinco de marzo de ese año (II)

Mi hijo mayor va a pasar el día al aire libre con mi suegra y su novio.
Mi hijo menor no quiere y no va.
Es una catástrofe.
Agarro Tehilim y lo toco,
lo leo, lloro, suplico: ¡Que vaya, por favor!!!
Ay, que vaya....
Esto no me da resultado.
Le pido a mi hijo mayor que por favor lo convenza.
(Sé que esto está mal y lo hago igual. Soy una mujer desesperada
y ellos son hijos de una mujer desesperada y aterrada).
No hay caso.
Estoy convencida de que seré "castigada" por esto hoy o algún día.
Temo por lo que me espera.
Esto es cada vez peor.
Vislumbro un futuro horrible.
No doy más.
En serio.

Cinco de marzo de ese año (I)

Domingo.
Ella llama.
Él atiende (habrá creído que quien llamaba era su madre?) y
le dice la verdad, que estoy durmiendo...
Al despertarme, me transmite el mensaje.
La llamo.
Hablamos.
Todo "normal".
Ella habla, habla y habla
hasta que la batería del teléfono inalámbrico
se descarga totalmente.
Igual que ella.
Como siempre.
Y yo cargo, cargo, cargo
y quedo gorda.
Como siempre.

domingo, 4 de mayo de 2008

Cuatro de marzo de ese año.

Hoy vienen de visita.
Es una histórica familia de amigos que viven en provincia
y con quienes nos vemos muy de vez en cuando.
A ella la conozco hace casi treinta años.
Nos hicimos amigas en la secundaria.

En los momentos previos a la llegada de ellos,
el ambiente está muy caldeado.
¡Ay!
Con todo lo que me esmeré para este encuentro...
ordené,
limpié,
cociné...
luché contra el caos doméstico,
volví a limpiar,
pasé la aspiradora,
hice las camas,
me bañé,
me vestí,
me maquillé,
me depilé,
me pinté las uñas...
Transpiré mucho.
Estoy colorada.
¡Hace tanto calor, carajo!
Ya está todo listo.
Está todo perfecto.
Pero esto él no lo ve bien,
cuando me ve abocada a otras cosas,
activa, en movimiento,
preparándome para otros,
se pone de terror.
Me trata mal, me ignora o me amenaza.
¿Con qué?
Con los "sábados de almuerzo".
Busca excusas para poder levantar el dedo, elevar el tono y decir:
"Si seguís haciendo tal cosa o si no hacés ya mismo lo que te ordeno,
no iremos por un año a los sábados de almuerzo".
Y sé que aunque yo lograra desterrar "los sábados de almuerzo", él se quejaría igual,
se quejaría de que no se hacen y ensayaría versiones erróneas de por qué no se hacen.
Porque cuando esos encuentros de día sábado en la casa de mi mamá se concretan hay resistencia y cuando no, hay resentimiento y sed de venganza por parte de él.
Entonces, la solución a todo esto no sería eliminar los sábados de almuezo.
La única solución sería que yo "desaparezca" de este mundo.
Si fuera tan fácil, ¿no habría "desaparecido" ya?
No lo es.
Los chicos sufrirían mi desaparición.
Ellos se sentirían distintos a los demás.
Y si hay algo que les quiero evitar a toda costa,
porque yo lo sufro y lo sufrí toda mi vida en carne propia es eso.
Porque es FEO ser distinto.
Todos van a tener mamá menos ellos.
No, no es justo.
No les puedo hacer eso.
Es evitable y se los voy a evitar.

Trato de defenderme como puedo, como sé, como me sale...
Le digo que si no vamos a ir la próxima vez que nos inviten,
les voy a decir a los chicos la verdad,
les voy a contar que él es el que impide estos encuentros familiares.
Pero nada lo detiene, nada lo asusta,
ni siquiera el que le diga que con estas actitudes
está perjudicando a sus hijos,
los convierte en antisociables,
no les permite disfrutar de primos y tíos
y logra que cuando están por venir visitas
haya tirantez, "guerra".
Y se mezclan las cosas.
Sucede que mis hijos no quieren ir
mañana con mi suegra a pasar el día
al aire libre.
Ella los invitó.
Sé que mi hijo mayor dice que sí "por compromiso",
pero la idea no le atre ni un poquito.
El menor, dice que no "a viva voz"
y se arma una guerra campal
¿Y yo que tengo la culpa?
Yo no les meto cosas en la cabeza.
Yo no soy responsable de que ellos tengan
mejor vínculo con mi mamá que con mi suegra.
Al contrario, a mí me vendría bárbaro que les gustara irse,
que disfrutaran de no estar en casa y estar con otra gente.
Hay mucha tensión.
Están por venir.
También se "mete" con las cosas que preparé para servirles
a los invitados.
Me defiendo.
Le digo que él elige con quíénes y cuándo
(y bastante difícil resulta últimamente concretar
encuentros)
pero que con MI "anfitrionazgo" no se meta...
En definitiva, es una de las pocas cosas que aún conservo,
el "anfitrionazgo", MI "anfitrionazgo"...
Y están por venir, faltan minutos y yo estoy como un animal con miedo, dando vueltas.
Agarro Salmos (Tehilim) y leo buscando desesperadamente de qué agarrarme
para mágicamente cambiar esta situación tan infernal.
Leo Tehilim y lagrimeo.
Cuando tocan el timbre, me seco rápidamente.
Creo que lo disimulo bien, pero lo que sí no puedo tapar
son estos kilos...
Y mis amigos parece que vinieron preparados
a darme un "discurso" sobre el tema.
Y me hablan, con cariño, con inocencia,
me hablan loas de los clubes de dieta del famoso
doctor de la tele, de lo importante que es que toda la familia me apoye
y haga cambios también en su forma de comer.
Pero en ese instante en el que alguien en la vida me habla a mí,
se dirige hacia mí, a Flor Guillermina Maestro,
en el que alguien se preocupa por mí e intenta ayudarme,
siento una vez más que quiero desaparecer y él...
¿Podés creer?
¡Juega al Metegol con los chicos menores, juega con ellos al Twister, y hacen
ruido, y gritan y "tapan" !

Luego, cuando logramos que él vuelva a la mesa de adultos
como corresponde, se habla sobre nuestro viaje y después
y por durante mucho tiempo, ellos hablan de ellos.
Les pasan cosas horribles.
No creo que sean más felices ni que yo tenga nada para envidiarles,
o sí?
Y mi hijo menor no se "halla" y merodea y "moscardea".
Y él está como un "klotz", como un "butz" y yo, no sé cómo ayudarlos
con lo terrible de lo que me cuentan... robos, enfermedad psicológica de mi amiga y demás.

Cosas grosas de verdad.
Cuando los acompañamos a la parada, aprovecho que su marido y él mío se ponen a
charlar entre ellos y no oyen y me "suelto" un poco con mi amiga
y le cuento sobre mí, algo logro descargar...
Pero ella me confiesa que en su matrimonio el clima está "enrarecido", porque
sumado a otras cosas, su marido se peleó con el hermano de ella.
Tras despedirlos y llegar a casa, sufro.

Me siento sola.
Me espera una pila de vajilla para lavar,
una cena para cocinar (sí, claro está que de eso no me salvo)

y un marido (?) pasivo, caracúlico y MALO.
Siento un vacío, mucha angustia.
Veo mal el futuro...

Ah, y la horrible sensación de estar cada vez más lejos de todos y de todo.