lunes, 28 de abril de 2008

La tormenta que no fue...

Fue una "seudo tormenta", pero la angustia y el nudo en la garganta fueron grandes.

Venía todo bien.

En el lugar de trabajo el ambiente era muy relajado, aunque era evidente que él estaba desbordado de trabajo y "trabas".

Pero yo "iba y venía" cada vez que él lo necesitaba y no "jodía", me limitaba a colaborar, callar y no estorbar.

Alrededor de la una y media de la tarde "anunció" que me iba a encomendar que saliera a hacer fotocopias.

Las tuvo preparadas minutos antes de que vinieran clientes citados.

Pregunté si quería que primero les abriera la puerta a los clientes y después fuera a dejar los escritos para fotocopiar en la librería.

Eligió la primera opción.

Llegaron los clientes, les abrí la puerta y fui a la librería, a ésa que voy siempre, obvio.

Se trataba de una cantidad bastante considerable y encima no había que fotocopiar todas las páginas, sino sólo las que él había doblado!

El dueño de la librería, el que me conoce y me atiende siempre, no estaba.

Me atendió el pelotudo de su empleado.

Le expliqué BIEN lo que necesitaba, una y otra vez.

Quedamos en que a las tres y media de la tarde pasaba a retirarlas.

Luego, le tenía que servir la merienda-almuerzo a él.

Por supuesto, ni bien se hacen las tres y media de la tarde vuelvo a la librería.

Llego y veo al dueño que recién empieza a trabajar con los escritos que yo dejé.

Puso excusas técnicas.

Quedamos en que regreso a las cuatro.

Vuelvo a mi lugar de trabajo.

Le sirvo la merienda-almuerzo a él.

Le explico lo que pasó.

Cuatro menos cinco voy a la librería.

La máquina no anda!!!

Vuelvo a mi lugar de trabajo con el trabajo sin fotocopiar y un principio de "taquicardia"...

Quiero explicarle a él.

Pero él habla por teléfono y parece que va para largo...

Le escribo en un papelito: "No anda la máquina, ¿qué hago?".

Me dice con señas que vaya a otro lugar.

Ay! ¡Son las cuatro y cinco!

Ya debería estar en el taxi volviendo a casa a recibir a mi hijo menor.

Tengo los pies doloridos.

Estos zapatos de mierda que compré SIN PROBAR...

Sí, sin probar, pido 38 y no pruebo.

Tengo los pies impresentables para descalzarme públicamente, además de que el gran sobrepeso me dificulta probar zapatos y jamás demostraría eso delante de nadie.

Al probármelos ya en mi casa la primera vez, sola, noté que eran algo incómodos.

Sin embargo, pensé que eso pasaría y la vagancia me venció.

Todo esto -demás está decir- es consecuencia de la gordura.

Todo.

Los pies doloridos, el espolón, los pies impresentables, la vagancia, la dificultad para probar calzado...

Retomo.

Son las cuatro y cinco.

Tengo los pies muy doloridos.

Estos zapatos de mierda que compré SIN PROBAR...

Quiero verlo a mi hijo mayor antes de que llegue mi hijo menor.

Quiero avanzar en la cena porque ya comprobé que es un punto clave, tal cual lo expresé hace poco.

Pero no, por culpa de vaya a saber quién, transpirada y dolorida, me dirijo a otra librería.

Un "pendejo" nuevo a quien mi cara no le "suena" me advierte que no puedo dejar el trabajo e irme, que debo esperarlo.

Acepto.

Mando ese eme ese a mi hijo mayor: "Recibí vos a tu hermano".

Lo llamo con el celular a él.

Dejo sonar dos o tres veces como solemos hacer.

Es una forma de avisar que necesito hablar con él sin gastar mi tarjeta de celular.

Él me llama.

Le explico.

Se enoja.

La realidad no se adapta a sus demandas. Él debe adaptarse al mundo y eso lo pone terrible.

Dice que viene.

Llega furibundo.

Taquicardia.

Le explico.

Le explico a él.

Le explico al empleado, una vez más, cuáles son las copias que debe sacar (maldito sistema de doblar las hojas!).

Hay una larga cola.

Todos "miran".

Yo estoy transpirada, angustiada, dolorida, ansiosa, apurada.

Me voy porque él me libera.

Llego a tiempo a mi casa y después el día transcurre normalmente.

Todo sale bien.

A la noche, él "omite" el tema y me trata "bien".

Pero... lo que yo sentí en el taxi de la vuelta fue feo.

Muy feo.

Ni hablar de que la mañana de ese día había empezado mal.

El empleado pelotudo de la casa de fotografía de la zona donde trabajo había interpretado que debía imprimir TODAS las fotos de la memoria.

Pero yo solo había encargado las del CD.

Pasar fotos de la memoria al CD e imprimir.

Sólo ésas.

¿Se entiende?

¿Tan complejo es?

Pasé un momento feo.

Yo estaba con dos bolsas pesadas del supermercado, llegando tarde a mi lugar de trabajo...

Mi primera reacción fue hacerme la boluda, pagar todo como si nada pasara e ir rápidamente a trabajar.

Luego decidí que no.

"Intercambié palabras con el empleado".

Llegamos al siguiente acuerdo: yo las abonaría a 0,80 por unidad, en vez de 1,40.

Me llevé 200 y pico de fotos que tuve que romper y tirar a la mierda.



viernes, 11 de abril de 2008

Primero de marzo de ese año.

Le explico a ella las causas por las cuales no vamos a ir este sábado a su casa.
Yo ya le había anticipado vía mail que era improbable que fuéramos, pero había dejado el tema "algo" abierto.
SILENCIO HORRIBLE.
Me siento mal, la peor de todas.
Ella me hace sentir así.
Pregunta por qué no nos vemos con nuestra familia de amigos el domingo y con ella, el sábado.
Parece no oír mis respuestas.
Es ahí cuando suelo repetirlas y ponerme muy nerviosa, porque desde el otro lado del teléfono no hay nadie que asiente, que comprenda, que me escuche atentamente.
Doy vueltas, le explico que así se dieron las cosas, que desde hace mucho que nos quieren ver, que ya andan "sospechando" que algo pasa...
De repente logro acordarme de este argumento que, en realidad, es el más REAL: si él ve gente un día de los dos días del fin de semana, el otro día quiere tenerlo libre...
Además, francamente, yo también prefiero recibir gente el sábado y no el domingo por el tema limpieza (el domingo la casa ya es un caos) y encima es vísperas de comienzo de clases.
También pregunta "capciosamente" si los chicos irán a la cancha, a lo que respondo que creemos que se jugará el partido el lunes y no el sábado. (Igualmente, y esto no se lo dije pero hubiera podido perfectamente, IRIAN DE TODAS MANERAS A LA CANCHA SI VIENE NUESTRA FAMILIA DE AMIGOS el sábado. De esto ya habían charlado él y nuestra familia de amigos previamente y habían quedado que eso no iba a obstaculizar el encuentro).
Noto que doy demasiadas explicaciones, sí, demasiadas, que me presiona MUCHO con sus preguntas "capciosas" y con sus silencios.
No registrar lo que el otro dice es PRESIONAR.
Siento (o ella me hace sentir) como que le estoy mintiendo, como que la estoy engañando, como que soy traidora...
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... Y mientras escribía esto, él llegó antes de lo previsto a nuestro lugar de trabajo.
Esta situación hizo que yo tuviera que borrar rápidamente todo lo que ya había transcripto de mis escritos.
El original estaba ya roto y lo escrito en la compu no pude guardarlo por la rapidez con la que tuve que actuar para que él no leyera nada.
Lo que se perdió, entonces, fueron las sensaciones de este llamado con ella y el principio del encuentro familiar en la casa del mayor de mis hermanos el día 11 de febrero de 2006.
Transcribiré a continuación, el final de dicho encuentro...
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... La puta que te parió !
Siempre tenemos que dar ese "touch".
Somos una familia de impresentables.
Todos nos miraban "raro".
Una mezcla de regodeo y asombro.
Así culminó ese encuentro.
Las fotos de nuestro importante viaje, las que me apuré a imprimir, ordenar y colocar prolijamente en álbumes para mostrarlas en esta ocasión, fueron opacadas por ese episodio.
Los souvenirs que trajimos para todos, opacados también.
El arrollado, las papas fritas, las patitas de pollo para los chicos y las masas que me ocupé en preparar y trasladar (¡Ay!), opacados.
La puntualidad con la que llegamos y el hecho de quedarnos hasta tarde, el haber aceptado ir sin resistencias, opacados.
Y, ciertamente, de nadie más que quizás un poco por parte del menor de mis hermanos, noté un auténtico deseo de saber CÓMO LA HABÍAMOS PASADO en ese para nosotros GRAN viaje.
La interrupción por parte de mi cuñada de algo que yo estaba contando para preguntar "querés ensalada Caprese?" es una de las tantas señales que denotan la falta de afecto e interés.
Todos nos miramos el ombligo, todos competimos, nadie quiere ni se interesa AUTÉNTICAMENTE EN EL OTRO.
Todo es falso.
Sé que es así, pero aún así debo seguir AGUANTANDO en esta vida, por haber traído al mundo a mis hijos y porque cuando lleguen a no necesitarme más por estar ya grandes e independientes, debo "garantizarme" un cierto bienestar...
Y después de ese encuentro, mi hijo mayor pudo sincerarse y decirme cuán pesado le resultó "soportar" a su primito durante todo el tiempo que duró nuestra visita y cuán pesado le resultó meterse en esa Pelopincho de mierda a la que no tenía ninguna gana de entrar.
Además, cuán angustiante le resultó ver que su mismísimo padre miraba sin inmutarse y sin salir en su defensa cuando mi hijo menor lo "jodía" hasta hacerlo llorar.
Y para mí, lo peor, además de comprobar una vez más que el amor auténtico no existe, fueron esas miradas, lo que intuyo habrán todos comentado a posteriori, las falsísimas conclusiones a las que arribaron después de ver cómo mi hijo mayor se puso a llorar en esa piletita de mierda a causa de su hermanito.
Siento que quedé desnuda ante todos.

Pero falta menos.
Y para los que me joden, menos aún...