jueves, 4 de septiembre de 2008

Sábado 13 de mayo de ese año.

También tengo que aprender que la tormenta puede aparecer en el momento más inesperado.
No hay aviso.
No hay señales.
Puede estar todo bien, calmo.
Puede estar todo más que bien y estalla la bomba.
Después es cuestión de ser inteligente y trabajar, trabajar, trabajar y trabajar y remontar lo que se vino abajo en una milésima de segundo e inesperadamente.
E injustamente, claro.

Reaccionó muy mal él cuando llegamos a casa después de... ¡Un sábado de almuerzo!
¡Uf!.
Ese almuerzo se había desarrollado "normalmente", es decir, caras de traste y silencios de él, por supuesto.
Pero ya a nuestro regreso, en nuestro departamento y en nuestra habitación y yo sin presentirlo ni intuirlo para nada -lo juro- comenzó a gritarme desaforadamente.
Muy desaforadamente.
No le importó que nuestros hijos oyeran sus gritos.
¿La causa?
Yo conté un asunto de su profesión.
Conté sobre el asunto de una nena que fue fotografiada por la modista que le hizo su vestido de Bat Mitzvá y cuya foto salió publicada en una revista de publicidad sin el consentimiento de la familia de la nena.
Conté que la familia de la nena estaba indignada y que iban a iniciar acciones contra la modista.
Y los que estaban en ese almuerzo conocían a los protagonistas.

En parte él tiene razón.
"Debo ser reservada con los asuntos relacionados con la profesión de él".
"El secreto profesional es importante".
"Si no tengo tema para hablar, debo callar".

Pero creo que exageró en la manera de recordármelo.
Y además, yo recuerdo perfectamente que le pregunté si podía contar y él no dijo que no.
No dijo que no.
Él no dijo que no.
Al menos, no lo hizo claramente.
¿Era para enojarse tanto?

Me pregunto a mí misma si es que no se "agarró" de esto como podría haberse agarrado de cualquier otra cosa.
Me da toda la sensación de que siente culpa por tener que ir a un cocktail al que yo no iré (en donde se descubrirá una escultura en una Organización en la que actualmente él está trabajando con su "socio").
¿Pero yo que tengo la culpa de que él tenga culpa?

Creo que también exagera cuando dice que ella correrá a contarle a la modista sobre esto que se enteró, y que llegará a oídos de todos...
Me recalcó una y mil veces que no le importa la opinión de mi familia respecto de la modista cuando dicen: "es buena gente", "es laburadora", "sería un orgullo ver la foto de tu hija publicada" y otros comentarios que "salvaban" a la modista y subliminalmente juzgaban a la familia de la nena, es decir, a los clientes de él.

Y por supuesto, regresaron las advertencias.
Esas advertencias que me hacen temer y que quedan "latentes" en mis entrañas por un tiempo y que me pudren, me desgastan, me corroen, me hartan, me atemorizan...

No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.
No debo contar asuntos de la profesión de él. A nadie.

lunes, 1 de septiembre de 2008

11 de mayo de ese año.

Me pregunto qué carajo hice de malo.
¿Qué cambió entre ayer y hoy?
¿Qué? Por Dios, ¿QUÉ?
Tengo en claro que soy la misma de siempre y que no me mandé ninguna cagada.
Pero "el diablo metió la cola" otra vez.
Y acá estoy, con "taquicardia", desesperada, con claros deseos de desaparecer.
Sí, lo único que es claro en este momento es ese sentimiento.
Y nadie va a ver el reflejo de la seguidilla de días calmos que antecedieron, sólo van a ver esta tormenta y van a creer que siempre es así.
Porque la mala suerte hizo que esto justo viniera a suceder en la víspera de un encuentro familiar.
Para variar.
¡Uf!
¿Por qué?
Si yo aprecié y valoré los días calmos y no pedí nada más que eso: calma.
Si yo hice esfuerzos por no descuidarme.
Me medí.
Lo intenté.
Pero no resultó.
Por culpa del ladrón (¿O ladrona? ¿No será la mismísima maestra?) de figuritas de mi hijo menor y/o por culpa del cansancio por un viaje a Rosario ida y vuelta en un mismo día que él hizo, o por culpa de la culpa que él siente vaya a saber porqué, yo me encuentro otra vez así.
Podré controlarme yo, pero jamás voy a poder controlar las circunstancias.
Voy a tener que convivir con esta incertidumbre y con el espanto SIEMPRE.
Nadie me prometió otra cosa.
¿Por qué exijo, entonces?
¿Acaso alguien me contó que la vida era así?
Me tiraron en este mundo, ¡y a vivir!
Es así, después de la paz, la tormenta...
Y aunque yo actúe correctamente y haga todo lo que hay que hacer para agradar, satisfacer y complacer, o al menos para no estorbar o trabar, voy a recibir a cambio la arbitrariedad de las emociones e inestabilidades de los demás.
¿Entendí bien?
¿Me quedó claro?
La arbitrariedad de las emociones e inestabilidades de los demás.
Nunca debo ilusionarmne.
Debo limitarme a apreciar y agradecer cuando no hay tormenta.
Porque siempre que paró de llover, después volvió a llover,
y así.

Y jodés y jodés y jodés....

Siempre jodiendo.
Siempre ahí.
Después de una seguidilla de días de "bajo perfil", reaparecés con toda la fuerza.
Para presionar.
Para dar "malas noticias".
El nuevo "caprichito", la nueva obsesión, tu nuevo objetivo, tu actual "motor" es llevar a La Rural (Exposición sobre Fútbol) a mis hijos . Y de ser posible, a mis primos grandes. Y por qué no a nuestro amigo-ex vecino. Y a mi sobrino...
Llevaste a mis hijos hace cuatro años y en estos días más que nunca "pasás factura" comentando cada vez que se te da la oportunidad, "que hace cuatro años los llevaste y lo bien que la pasaron"·
¿Querés que te hagamos un monumento?
¿No te das cuenta de que en esta familia hay padre y madre que se ocupan y que no necesitamos de "abuela salvadora" que saque a los chicos a pasear?
Los chicos conocen muchos lugares del mundo, fueron a variados e importantes eventos deportivos, los vamos a buscar y los llevamos adonde sea...
Y así como con vos cada tanto salen y la pasan bien, porque vos ofrecés (presionás y presionás) salir con ellos, también fueron (y lo siguen y seguirán haciendo) con nosotros millones de veces al cine, al shopping, a la cancha, a ludotecas, a comer afuera, a conocer el mundo, a hoteles cinco estrellas, y siguen los etcéteras.
Te agradecemos mucho, pero no dependen de vos para ser felices y salir al mundo .
Tienen MAMÁ y PAPÁ que se ocupan.
Se requete-ocupan.
Acá no "corre" la famosa historieta del abuelo que llevaba a ver pasar los trenes al nieto porque aparentemente no había un padre que lo hiciera o el tío que tenía que ir a buscar a la sobrina bien lejos cuando iba a sus primeros bailes de secundaria.
Esta es otra historia.
Muy distinta.
¿Podés entenderlo de una buena vez?
¿Querés un sobre con dinero?
¿Qué buscás?
¿Sos consciente de cuánto me presionás?
Juega el equipo de fútbol preferido de mis hijos.
Mi hijo mayor tiene un Bar Mitzvá.
Prefieren ir a ver a la cancha al equipo del cual son hinchas.
Lo siento.
Debo darte una mala noticia.
Prefieren ir a la cancha.
Y yo soy el "cartero", por supuesto, para variar, como no podía ser de otra manera...
Lo que vos creés que es el "programón", para ellos no lo es.
Sí, este "evento" se da cuatro años.
Pero ellos prefieren ir a la cancha.
¿Te lo traduzco?

Y de paso, me diste la noticia de que llegaron las tarjetas del Bat Mitzvá de la hija de mi primo.
Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
Sé que no es tu culpa, pero te "da placer" tener el "kuved", la función de transmitir la noticia.
Y a mí me da taquicardia.
¡Una fiesta que dura un día!
¿Qué me pongo?
¿Qué hacemos con los chicos?
elregaloelpeinadolabijouloszapatoselchalelmaquillajelacarteralatarjetitadeinvitación... Y fundamentalmente, él.
Todo el resto es chiquito al lado de su posible reacción y de su actuar.
Deberé "trabajar" mucho en "la previa".

Debo porque me conviene

Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.
Debo quitar las revistas "LIVING" de la biblioteca.

(A él le molestan las revistas "LIVING" en la biblioteca).

LO FEO VUELVE.

Otra vez él está mal.
Debo seguir "trabajando"...
Días complicados.
Los chicos están en casa por los putos feriados religiosos y pidieron comer sin harina.
Él, no.
Todo se empaña.
Mucho encuentro familiar.
Volvieron los atracones.
Volvieron los vómitos provocados.
Volvieron las amenazas verbales.
Hubo problemas con las figuritas que junta mi hijo menor.
Los conflictos surgieron a partir de que yo le regalé a mi sobrino figuritas doblemente repetidas de mi hijo menor.
Prever esto para la próxima.
Debo ser más astuta.
Además, recordar que no debo servir nunca más choclos enteros.
Trae kilombos entre mi hijo menor y él.
Repito: Los choclos enteros traen problemas.
Él considera que debe comerlos solito.
Y yo tiendo a ayudarlo, desgranándolos.
Otro tema: mi hijo menor debe abrir la puerta solito al entrar y salir con ella los viernes.
Porque todos los viernes mi hijo menor y ella se ven.
Esta costumbre lo enfurece a él y además, le pone muy en evidencia que con su propia madre mis hijos nunca o casi nunca se ven.
Entonces inventa conflictos.
Esta vez es por las llaves.
Es sabido que a mi hijo menor le cuesta aún usarlas.
Por esto, impone una nueva pauta: "Todos los viernes debe entrar y salir de casa sin ayuda".
Además, mi hijo menor deberá leer la Hagadá en Pésaj.
¿Algo más?
¿Cuántos Pésaj quedan?

Ya pasó.

Se concretó el encuentro en la casa de mi hermano mayor, para conocer a la hermana de la novia de mi hermano menor.
Ella vive en el exterior y vino a la Argentina con su marido y sus hijos.
A mí, ni me registraron.
No importa.
Se concretó el encuentro de Pésaj en la casa de ella.
Amén.
Gracias, de corazón.
Él estuvo "caráculico" y yo, con taquicardia en ambas oportunidades.
Pero por lo menos, fue, estuvo.
Y me la banco....