lunes, 24 de septiembre de 2007

KILOS Y SÁBADOS


Tengo todo para ser feliz, pero no...
Tengo familia, dinero suficiente para mis gastos, buena salud.
¿Qué más se puede pedir?

Sin embargo, hay dos cosas que esconden otras y me impiden estar bien: los kilos de más y los “sábados de almuerzo”.

Empecemos por los kilos que me sobran.
Son muchos.
En el futuro, a la larga o a la corta, es sabido que la gordura me va a traer problemas de salud.
Problemas sociales, inhibición...
Tantas y tantas cosas se esconden detrás de esos kilos y son consecuencia de esos kilos.

La compulsión por la comida, el desorden, los atracones, el comer apurada, de más, parada, sola, “a escondidas”, la compra de alimentos “prohibidos”...
¡Qué vida! ¡Qué anormalidad!
¡Qué horrible sentirte tan llena y con sólo ganas de irte a dormir!
Terrible es sentir la voracidad previa, la sensación de que sos como una fiera encerrada hace días sin comer.
Patético y cansador es empezar el día prolijamente y con un plan y terminarlo en un caos absoluto.
Y encima cocinar para los demás, planificar qué se come, hacer la lista de los alimentos que andan faltando, ser la responsable de hacer las compras, servir a horario, variado, a gusto de todos...
Vivir en un mundo taaaan “estético” y ser justo así de gorda.

Justo así.

Sigamos con los “sábados de almuerzo”.
Son los que históricamente ella “arma” para juntar a la familia.
Pero él siempre encuentra motivos para boicotearlos.
Al principio los “sábados de almuerzo” eran una vez por semana y se desarrollaban sin objeciones.
Con el tiempo y el nacimiento de mis hijos, pasaron a ser una vez cada quince días y actualmente,
sobran los dedos de una mano si contamos cuántos ella “consigue armar” en un año.
Si invita , porque invita y si no, también.
Esa “tirantez “ entre él y ella.
Me vuelven loca.
Me presionan.
Siempre yo en el medio.
Y cuando “
felizmente” se concretan esos encuentros y todos “justo” podemos (mis hermanos, mis cuñadas, mis sobrinos, los míos, todos podemos!) aparece la t a q u i c a r d i a.
Todo debe salir bien, todo debe desarrollarse “sobre ruedas”.
Lo reduje a titularlo “sábados de almuerzo”, pero en realidad encierra muchas situaciones de “tirantez” y de quedar en el medio que me afectan sobremanera.

Mi esperanza es que al escribir sobre mis kilos de más y los “sábados de almuerzo”, yo logre hacer una especie de catarsis.
Leerme, entenderme, recordar, descargar, registrar.
SALVARME.
ESCRIBIR PARA SALVARME.